A todo el mundo nos ha pasado, mientras suena el despertador un domingo cualquiera, que se cuela por la ventana el aullido de nuestro querido Cierzo y nos hace albergar la esperanza de ese Whatsapp que cancela la salida. Ese que nunca llega. Tic, tac, tic, tac. Vuelves la cabeza, miras el termómetro y éste marca temperaturas indecentes que a lo único que invitan es a volver a taparte hasta las orejas y dormir hasta las 11 de la mañana. No vas a ser tú el que se raje. Hacemos acopio de fuerzas y salimos a pedalear pese a cualquier inclemencia meteorológica. No se nos frena fácilmente. Somos ciclistas, ¿no?  No obstante no hay que tomarse a broma el frío y, una vez rota la barrera psicológica, cuanto mejor y más preparados vayamos para enfrentarnos a los rigores climáticos, menos posibilidades tendremos de tener sustos o percances. Os lanzamos unos consejos para disfrutar de nuestro deporte en Invernalia:

 

Anticípate


Debes conocer con antelación la ruta que vas a hacer y consultar la climatología que se espera a lo largo de toda la ruta. Pueden ser muchos kilómetros y horas de actividad, por lo que el clima puede ser cambiante. No es lo mismo una ruta de montaña en los Pirineos que en una llana en Zaragoza. Tampoco es lo mismo si la salida es en bici de carretera o montaña, ya que en la bici de carretera, al haber mayor velocidad, también se pasa más frío. Igualmente, hay días que al principio de la salida hace bastante frío pero según el sol va haciéndose presente la temperatura sube bastante. Incluso nos encontramos días de niebla en los que puedes terminar empapado y eso aumenta la sensación térmica. Conocer estos aspectos es muy importante para saber qué tipo de prendas debes ponerte.

Otro aspecto al que hay que prestar mucha atención es el viento, ya que su presencia aumenta la sensación de frío respecto a la temperatura ambiente y a su velocidad hay que sumarle la que lleva la bicicleta. En esta tabla se compara cómo el viento incide en la sensación térmica que tenemos en nuestros cuerpos. 

sensacion_termica_viento

 

Conócete a ti mismo


Cada uno tenemos una resistencia al frío diferente. En todo caso debes prestar especial atención en proteger las extremidades, que es donde menos riego sanguíneo llega y, por lo tanto, el cuerpo tiene más dificultades en mantener la temperatura: manos, pies y orejas. También es importante aislar el tronco con las membranas de las prendas y evitar el sudor a toda costa. Las piernas no sufren mucho porque tienen músculos muy grandes y con gran aporte de riego sanguíneo durante el ejercicio. Con la experiencia aprendes a abrigarte correctamente, combinando las diferentes prendas, capas y grosores en función del clima que vaya a hacer ese día. Por cierto, el bulo muy extendido de que por la cabeza se escapa la mayor parte del calor corporal es falsa. Hay más células nerviosas y es muy sensible, pero solo representa el 10% de la superficie corporal.

 

Lleva el equipamiento adecuado


En función de la temperatura o de las inclemencias es mejor llevar varias capas que una sola muy gruesa. Estas capas deben ser efectivas en el aislamiento térmico y en la evacuación del sudor. Para alcanzar esta quimera casi imposible, los fabricantes han desarrollado diferentes materiales: Windstopper, Thermolite, Elastan, Thermocool, Windtex, Softshell, Gore-tex… Os dejamos un glosario muy completo que hemos encontrado en la página de Etxeondo. No es conveniente más de dos o como máximo tres capas ya que si hay un exceso de calor y sudamos pasaremos más frío. Es mejor sufrir un poquito al principio, hasta que el cuerpo calienta, que ir sudando mientras la temperatura exterior es baja.

Vamos a ir viendo las diferentes prendas que podemos usar en una salida con frío:

ciclistacapas

  1. Capa base. Primera y segunda capa: camiseta interior térmica. El grosor dependerá de lo frioleros que seamos. En caso de muchísimo frío se podría incorporar una segunda capa base muy ligera. Deben ser prendas ajustadas y pegadas al cuerpo. Deben evacuar rápidamente el sudor hacia el exterior y alejarlo de nuestra piel. Ojo a las prendas de algodón porque se empapan.
  2. Culote largo. Hay algunos que llevan una capa de Windstopper. También puede combinarse un culote corto con unas perneras. Ojo en invierno con los de corte pirata ya que dejan al descubierto los tobillos. Ahí se refrigera la sangre que va destinada a los dedines de los pies.
  3. Calcetines. Gorditos, de invierno. Especial atención a que la zapatilla no te apriete porque al dificultar la circulación de la sangre se congelarán los dedos.
  4. Gorros de ciclismo/Orejeras/Bandanas. Muy importante proteger las orejas ya que les llega poco riego sanguíneo y sufren mucho el frío. El cuello y la cara también son muy sensibles al frío extremo.
  5. Tercera capa o capa externa: chaqueta de invierno. Hay de diferentes grosores, materiales, membranas y precios. Lo más importante es que proteja del viento, mínimamente de la lluvia y, sobre todo, que transpire. Es importante probársela porque tiene que quedar ajustada pero no debe comprimir ni dificultar la circulación.
  6. Chaleco cortavientos o chubasquero. Prenda exterior de quita y pon. Atención a las prendas no transpirables, ya que si sudamos conseguiremos el efecto contrario. Hay que intentar que sean lo más pequeñas posibles y que quepan en los bolsillos de las chaquetas o maillots.
  7. Manguitos. Solo en caso de que llevemos un maillot de manga corta. Importante para los días o las zonas con grandes cambios de temperatura.
  8. Guantes. Las manos son, junto con los pies, la parte que más suele sufrir en las salidas invernales. Los guantes con una buena membrana son los más eficientes, pero hay que tener cuidado con el grosor ya que pueden afectar al tacto sobre los frenos y los cambios si éstos son excesivamente gruesos. Un truco: si antes de iniciar la ruta, mientras esperas o antes de salir del café, te los metes bajo la chaqueta junto al cuerpo, estarán calientes cuando te los pongas y tus manos no se enfriarán de inicio.
  9. Perneras. Igual que los manguitos. Solo en caso de llevar un culote corto.
  10. Cubre botas. Indispensables para mantener los pies calentitos. En los días de niebla es conveniente que sean impermeables. Últimamente varios fabricantes han lanzado al mercado calzado específico de invierno con muy buenos resultados.
  11. Gafas. Siempre imprescindibles porque del suelo saltan piedras, agua u objetos que pueden dañarnos los ojos. Deben tener una buena ventilación para evitar que se empañen. Si tienes varios cristales, no olvides poner los transparentes o amarillos los días de niebla.

 

La bicicleta, como un pincel


Siempre hay que llevarla a punto, en verano y en invierno. Aunque dedicaremos un capítulo específico para el mantenimiento de la bicicleta, ahí van los aspectos más importantes a tener en cuenta en invierno.

  1. Cubiertas. No apures las cubiertas de la bici y observa su desgaste tanto en las de montaña como en las de carretera.  En los días con niebla o llovizna los pinchazos son muy frecuentes porque se despejan las pequeñas piedras y metales que hay en el asfalto. También es obligatorio revisar la presión de los neumáticos antes de cada salida. No hay nada más agradable que cambiar una rueda a 0º o lloviendo, en mitad de una carretera con las manos congeladas.
  2. Transmisión. Engrasa siempre antes de salir. Si llueve o hay mucha humedad, hay que usar aceite específico. 
  3. Zapatas de freno. Siempre con el grosor suficiente. El barro y la humedad las devora. Es un gustazo ir frenando con el metal del soporte de la zapata en la llanta de carbono de 1800€. También las de freno de disco se desintegran con el barro. No las pierdas de vista.
  4. Luces. Ya se han generalizado, pero nunca te dejes en casa una buena luz trasera, sobre todo si sales por la tarde o en malas condiciones de visibilidad. Huye de las luces de juguete que no se ven a distancia y presta atención a los lumens. Es una inversión en seguridad más que recomendable. Además, si no las llevas con mala visibilidad, la autoridad puede «recordarte» que estás infringiendo la normativa de circulación.

 

El que come escapa


No descuides la alimentación ni la hidratación. El cuerpo, para mantener la temperatura quema más calorías que en verano. Si le das a elegir entre detraer recursos energéticos para mantener la temperatura o para darle a los pedales, ya sabes qué va a elegir: presentarte al tío del mazo. Este mismo principio se aplica a la bebida. Que no sudemos, no significa que el organismo no necesite agua para mantener un esfuerzo prolongado. Igualmente, si hay parada a mitad de ruta, aprovecha para tomar una bebida caliente que te ayude a recuperar temperatura. No olvides quitarte las prendas exteriores al entrar en el bar para no romper a sudar y si puedes ponlas a secar. Si te empapas, te congelarás en cuanto salgas al exterior.

 

Y hasta aquí los briconsejos de la semana. Si nos hemos dejado alguno, lo sentimos mucho. No volverá a ocurrir…

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